martes, 11 de agosto de 2009

LA BOCA

Esta abertura es fundamental para la vida humana, pero de su importancia, aparte de la fisiológica, nos da idea la cantidad de giros en los que interviene esta palabra.

Nos estamos quedando boquiabiertos con las declaraciones que en estos días están formulando ciertos políticos acusando a los contrarios de influir en la justicia, la policía etc., y, de momento, no presentan pruebas, ni denuncias ante los Tribunales. Están disparando a bocajarro, lo que no sé si se estarán metiendo en la boca del lobo, hablando por boca de ganso o bien hay justificación fehaciente de lo que dicen.

No es bueno que las instituciones del país anden en boca de todos, es necesario que cumplan sus funciones en silencio, sin tener que desplegar la boca para defenderse ante la opinión publica.

Al gobierno actual le han venido a pedir de boca estas declaraciones de la oposición, así se enzarza en una polémica con el adversario, con lo que se distrae la opinión ciudadana del grave problema de la crisis y el paro.

Evidentemente a la oposición no se le puede tapar la boca. Cuando hay pruebas de un delito es obligación ciudadana acudir a los Tribunales, de lo contrario puede que alguien piense que algunos políticos son unos bocazas y sería mejor que reflexionaran antes de lanzar sus acusaciones porque por la boca muere el pez y es bueno pensar que en boca cerrada no entran moscas.

Andrés Baquero
Algeciras, 11.08.09

miércoles, 5 de agosto de 2009

EL ESTADO DE SALUD

Me ha llamado Luis Suárez -al igual que otros caballeros a los que agradezco de corazón su interés- pero le cito a él porque le ha hecho gracia que yo dijera en el blog: “creo que estoy bien”.
En efecto, querido Caballero, la frase intenta ser lo más acertada posible en esto de la apreciación de la propia salud.
Para empezar no me han dado, al salir del hospital, un cuestionario con el que autoevaluar de una forma poco más o menos objetiva y que determine con un mínimo de fiabilidad mi estado de salud. Sin una herramienta de valoración es difícil aventurarse a un veredicto sensato. Cualquier respuesta puede ser improvisada e imprecisa.
Una forma de acercarnos a una apreciación fidedigna sería por el dolor. Por ejemplo, si exclamas: “La madre que parió al pirata y tos sus muertos pisoteos a caballo”, sería señal de un dolor muy agudo, por ejemplo, un 9. Si, por el contrario increpas con un: Jo!, qué leche” será señal inequívoca de un dolor leve y soportable, un 3.
Pero mire usted por dónde, el cáncer no duele. Así que empezamos mal y se nos cae por tierra esta metodología para poder darle un tinte de cierta “cientificidad” a la medición del propiio estado de salud.
Además, los análisis de la zurrapa que me han quitado, no llegan hasta dentro de veinte días -que estando en el mes de agosto como estamos, pueden ser treinta o cuarenta- por lo que tampoco disponemos por el momento de esa herramienta indicativa. Por cierto que los resultados de este análisis no van de malo a bueno (maligno/benigno), puesto que no es una dimensión bipolar –bueno/malo- sino unipolar que va de malo a joputa. Pues ni eso tenemos por ahora.
Por otra parte, como uno no entiende ni migita del tema, no tiene fundamento para interpretar síntomas nuevos que jamás ha vivido.
Que me duele, ¡hombre pues claro! me han estado cortando y quemando al mismo tiempo, con una especie de alambre curvo –como un anzuelo- las protuberancias indeseables tal como yo lo estaba viendo en el mismo televisor que miraba el cirujano para guiarse. Al cortar hacía un ruidito así como fuuuu…, y al quemar hacía un cierto ruido como los cables eléctricos en la noche de tormenta de una película de miedo: “shriiiii”. Al cortarme el buen hombre un trozo se le quedó atrás una hebra y ya estaba yo a punto de decirle ¡eh, cuidado a la izquierda! Cuando se ve que se dio cuenta y volviendo atrás, a contrapelo, hizo “fuuuuu…” y después “shriiii…”
En fin que esto de responder a la pregunta de ¿cómo estás?, no resulta tan fácil como pueda parecer al pronto ya que se trata de una percepción subjetiva para cuya interpretación careces de datos objetivos fiables suficientes.
Y ya no voy a complicarme la vida en el aprendizaje de esta valoración objetiva en situaciones novedosas a estas alturas.
Así que pasándolo bien, para autoevaluar mi estado de salud utilizaré en adelante otra vara de medir: las ganas de cachondeo. Digo.
Así que estoy bien, amigo, Caballero y genuino tocayo.
Luiyi