“No te preocupes si has ido o no has ido a votar, pregúntate quién eres tú y encontrarás el camino de tu propia identidad” (Cayus Bovis 326 DC.)
Impactado por el advenimiento imparable de los nuevos paradigmas que han de regir nuestras vidas y, en esencia, nuestra espiritualidad, me gustaría, dentro de mi ignorancia, hacer algunas reflexiones y puntualizaciones que vengan a rebatir las teorías más insurgentes y sediciosas surgidas en esta materia, y que van en contra de todo lo dogmatizado, profesado y aseverado hasta ahora.
Ya lo decía el que afirmaba que teniendo en cuenta la proliferación básica de un índice meramente cuantitativo, se hacía necesario tener en cuenta, desde un punto de vista estrictamente científico, que lo que hasta ahora se creía como la evolución paradigmática de la desaceleración del núcleo, se basaba íntegramente en su propia esencia y por ende en su estructura cósmica y molecular, o, en algunos casos, como afirman determinados teóricos, en su estructura interplanetaria. (Smith Sulyvan “1.896-1958+”)
Ya en el siglo pasado el eminente científico y torero alemán Günther Essen, en sus obras “Tamquam tabula rasa in qua nullum scriptum est” y “Nullum iam dictum est quod non sit dictum prius” afirmaba categóricamente que la evolución cuántica del paradigma verdiano, (o lo que, es lo mismo, la teoría empírica de los brotes verdes), se relacionaba intrínsicamente con la creencia popular, no menos cargada de sabiduría y experiencia, al mantenerse en sus trece que no por mucho tempranar amanece más madruga.
No puedo menos de citar y traer a colación al gran filósofo y fontanero griego Vulgarakis Karapapas, en su extensa y prolija obra posteriormente traducida al latín: “Nemo timendo ad summum pervenit locum” haciendo alusión expresa a la teoría teo-filo-taurina del genio dramaturgo “Locum islegnum”, más conocido popularmente como, “salinarum majaretus”, en cuanto al miedo escénico de banderilleros y peones de confianza; y profundizando extensamente en la mistificación del horizonte de la fiesta popular.
Evidentemente no se trata de que el horizonte de una corrida que se vea desde una barrera a la sombra, fumándose un buen habano y con vistas al mar, sea erróneo. No!, es sencilla y simplemente muy relativo. En cambio el horizonte que se ve desde lo alto de un rascacielos a plena solana es más adecuado, menos relativo y puede proporcionar una panorámica distinta del mismo coso taurino. Porque a nadie escapa que, desde el rascacielos más alto de San Fernando, siempre se vislumbrará una perspectiva más extensa, más amplia, más espaciosa, más vasta. Incluso me atrevería a decir por qué no, más dilatada. Pero eso sí, con menos detalles.
Pero volvamos a centrarnos en el entorno de lo que hemos venido en llamar la evolución cuántica del paradigma verdiano, en cuanto a la relación metafísica de la comunicación humana:
Imaginémonos por un momento que, por ejemplo, Piluca le dice a su amiga Jennifer-Nerea, “Oye chica, ahora que llega el verano, por qué no vamos a Caprabo a comprarnos un modelito para la playa”.
Ustedes mismos saben sobradamente que este pensamiento paradigmático sería imposible en Jimena de la Frontera, pongamos por caso. Porque fundamentalmente a nadie se le escapa que en Jimena de la Frontera ni hay Playa, ni hay Caprabo. Y así lo podríamos ir viendo en todas las líneas del desarrollo popular de la comunicación.
¿Cómo vamos a conseguir entonces cambiar la estructura de nuestro intelecto, nuestro pensamiento y nuestra propia ideología, si no tenemos completa seguridad en nosotros mismos?
El ilustre pensador estadounidense Donald Starskhyhach muy en consonancia con la ideología del insigne premio Nóbel austriaco Radoslaw Strauss, asevera categóricamente que la hipótesis de (Smith Sulyvan “1.896-1958+”) en cuanto a la proliferación básica, incide en esa falta de confianza que nos atenaza y nos aterra a la hora de tomar una determinación decisiva.
Pero dejemos este caso por el momento y pasemos a valorar intrínsicamente la mecánica kaftiana en la casuística del mundo canino.
¿Se acuerdan vds. del perro de la Señora Paca? Sí, hombre!, ese encanto de chucho que traía a mi primo José Alberto por la calle de la amargura….. CONTINUARÁ
(No se pierdan el próximo capítulo que versará sobre el tratado de las nubes según sus formas y posibilidades.), o como diría el mismísimo José Larralde, “¿cuánto tiempo se precisa pa saber cada vez menos?”
Manolo Argumedo
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